"Si hay orientación lacaniana, es porque no hay ningún dogma lacaniano, tampoco "el inconciente estructurado como un lenguaje", ninguna tésis ne varietus que daría lugar a abecedario, brevario, compendium, dogmático. Hay solamente una conversación continuada con los textos fundadores del acontecimiento Freud, un Midraj perpetuo que confronta incesantemente la experiencia con la trama significante que la estructura". J.A.Miller

miércoles, 29 de enero de 2014

Resumen clase 2 OL-13 L’ouvre de Lacan


1)- De dónde saca Lacan las figuras topológicas y dónde las introduce: Las figuras topológicas las extrae Lacan de la obra de David Hilbert, La geometría y la imaginación, matemático central del fin del siglo XIX, oráculo de las matemáticas: la banda de Moebius, el toro, el corss-cap, que han proporcionado a los psicoanalistas nuevos recursos, nuevas relaciones representables.

No se hayan representadas en ningún escrito de Lacan pero no están ausente a título de soporte, constante. Escribió sobre esta topología en un texto que figura en los Autresécrits y que se titula L’étourdit, título de Molière modificado por una t final que alude precisamente a los giros de palabras, dit, d.i.t., lo que situaría sobre el círculo que llamo el cilindro del toro. Escrito a demanda de contribuir a un compendio para el hospital Sainte-Anne dónde hacía su presentación – y, entre cuyas páginas encontráis “lo que queda olvidado detrás de lo que se escucha(1972) al que le anime.

2)- Para qué introduce Lacan el toro? Cuándo Lacan introduce el toro, es para representar los giros de la demanda, giros del círculo cilíndrico, que cuándo acaban por juntarse, diseñan el círculo que encierra el agujero central como el agujero del objeto de deseo. Utilizo esta representación para indicar la relación del discurso de Lacan, dónde los giros se van siguiendo año tras año, hasta la muerte, en relación a su objeto, a de lo que se trata para él: lo real.

3)- Qué es el objeto en Lacan? El objeto pequeño a. No se trata del objeto del prefijo ob: delante, en frente de… obstáculo, objeción… lo que nos salta a la cara, con que tropezamos cuando avanzamos… el obsequio que ofrecéis, es también obligación, oscuridad, obscenidad. Ni tampoco el oc, op, os o simplemente con la o: ocasión, omisión. El que apunta mi intención es algo del orden de la sustancia, la sustancia del discurso de Lacan, en el sentido de, lo que hay por debajo, bajo las manifestaciones, debajo lo que se percibe, debajo los fenómenos. 

Si Lacan ha mantenido para el pequeño a, el término de objeto, es porque ha explotado otro valor del ob latín, que significa: causa de. He verificado en mi Gaffiot que Cicerón dice: obeam rem, a causa de esto; obeamcausam, por esta razón. Y es así que Lacan ha podido situar su objeto pequeño a en sus esquemas, en particular en el del discurso del analista, por abajo, detrás del sujeto de deseo y no delante; no como un objeto que podéis olfatear, atraerlo, sino como un objeto que, por detrás, causa vuestro deseo.

4)- El primer paso a propósito de lo real, nos lleva a la noción de causa. Hay una pertenencia conceptual esencia entre Real y causa. Lo real es causa. Lo real es cuestión de causa de efectos, esencial para un psicoanalista. ¿En que el parloteo alcanza lo real? ¿Qué tiene que ser lo real para que una parlo-terapia tenga efectos?

Para lo real, la pregunta fundamental es sobre el Ser y la Existencia.

Schelling quien hizo sonar esta pregunta, realmente alta y noble: ¿al final qué es lo real – en alemán, das Reale – en nuestras representaciones?

Pregunta apremiante a partir de Descartes: urgente e insistente, que es respondida altamente por Heidegger en 1.938: todo lo que es, a partir de Descartes, deviene en y para la representación.

En la filosofía escolástica y medieval está ausente la idea de mundo como representación del sujeto, ya que se sostenía por el Creador. Dios es la causa suprema. No un mundo representado por y para, sino creado por y para la divinidad. Para los griegos, lo que es, Platón, está determinado por la esencia y la descripción antes que por la causalidad. Para Platón la causalidad es un modelo óptico, y le real el Uno, el ideal del Bien.

La representación en Freud, Vorstellung: representación inconsciente. Lacan desmonta que en Freud el inconsciente esta tejido de representaciones inconscientes.

Heidegger, que recoge la fenomenología de Husserl, representación en lo que él mundo.

Tras el cogito de Descartes vivimos en una época de representación. Ante el Sujeto se monta la escena, él es el centro de referencia, que luego puede ser la sociedad, la historia, etc.

El cogito suspende lo real de la representación. El cogito ni es representable, ni tiene asegurado la permanencia, por lo cual no es una substancia,es certeza instantánea y evanescente. Lacan lo elige para el $.

Dicho de otra forma el cogito, él solo, no asegura que se pueda pasar de la representación
a lo real, no permite la transición de la representación a lo real.

Así para obtenerla, para realizar esta operación, hay que buscar, entre las representaciones del sujeto, una distinguida, especial, que tendría la propiedad excepcional de operar la confluencia de la representación y lo real. (Lacan pone ahí el fantasma)

Los cartesianos, los grandes cartesianos que sin embargo difieren de Descartes en numerosos puntos – ya sea Malebranche o Spinoza – en el fondo reconocen al significante Dios esta función de pasador de la representación a lo real, y que la representación procede de Dios.

Desde ese momento ya no nos podemos servir más del significante Dios para garantizar la transición entre representación y real – Kant moviliza recursos de la lógica para mostrar que el razonamiento de Descartes sobre la idea de Dios es un paralogismo, pero lo dejo de lado – en el momento en que esto se rompe, deviene al instante la cuestión de lo real, tal y como resuena en la frase del joven Schelling: ¿Qué es lo real en nuestras representaciones?, si Dios ya no está para asegurar la transición.

A partir de ahí, hubieron dos grandes vías, la de Hegel y la de Schopenhauer, digo algo rápido sobre Schopenhauer porque está ausente de referencias en Lacan, claramente Lacan se declinó por la vertiente de Hegel, es en Platón y en Hegel en quienes encontró con la noción de la dialéctica, para asegurar la operación del psicoanálisis – pero echemos un vistazo a la vía Schopenhauer.

Schopenhauer “El mundo como voluntad y como representación”. (Dos libros), lo que llama la voluntad, es uno de los nombres del sujeto. Asume la escisión de la representación y el sujeto. El libro I de Schopenhauer es la Critica de la razón pura, remasterizada, y su libro II, la Critica de la razón práctica, él explica que son dos órdenes distintos.

El libro I, El mundo como representación, de Schopenhauer comienza: El mundo es mi representación, que más tarde Heidegger llamara el mundo como imagen conocida. Esto comenzó con Descartes, es el modo de toda experiencia posible e imaginable: todo lo que existe, existe para el sujeto, el universo entero no es más que un objeto, bajo la mirada de un sujeto. Traduce de manera extremadamente compacta el ob de objeto, en el sentido de: de enfrente, de cara, y lo extiende al conjunto de lo que existe. No lo presenta como causa.

EL libro II, El mundo como voluntad, es la exaltación del sujeto, y lo que Kant reservaba como lo real irreconocible de la cosa en sí, Schopenhauer lo llama la voluntaddel sujeto, que no es representable pero que se puede encontrar, acercarse a ella, a través de la contemplación, sobre el modelo platónico, y que se expresa especialmente en la vida – la vida que es otra cosa que simple representación –, lo que la voluntad quiere es la vida, e instala como categoría central del sujeto el querer vivir; y sobre esta estela se inscribirá Nietzsche, graduando el querer vivir, los enemigos del querer vivir y que celebra al contrario la importancia del deseo y a ese querer vivir, que conduce por ejemplo a Schopenhauer a dar un lugar especial en el libro II a lo que llama el acto de procreación. No hay muchos filósofos que hayan dado un lugar al acto de la procreación. (La pulsión de vida freudiana)

En cualquier caso, Lacan se dirigió hacia Hegel. No fue por el camino Schopenhaueriano quién constata la escisión entre lo que es del orden de la representación y del orden del querer vivir, y entre lo que es del orden de la representación y lo que es del orden de lo real sin representación que es el querer vivir, ya que para él esta voluntad, lo que Kant señalaba como la cosa en sí, él lo identifica como querer vivir.

Lacan se encaminó hacia Hegel. Fue hacia donde hay una ecuación entre lo racional y lo real. De lo que dijo Hegel en su prefacio: “Todo lo que es real es racional y todo lo que es racional es real”; de la segunda parte Lacan no insistió ni rechazó, pero “todo lo que es real es racional”, es armado con eso que entra Lacan en el psicoanálisis, sobre lo que es real. En su prefacio a la Fenomenología del espíritu, Hegel no emplea la palabra Reale para decir real. Emplea la palabra Wirkliche que designa lo que es efectivo o actual, y la etimología de la palabra la ata a wirken: lo que es activo o efectivo, también a la palabra wirkung que quiere decir efecto. Pues lo que Hegel designa es lo real en tanto que tiene efectos, en tanto que es causa.

No es el caso de la cosa en sí Kantiana, de ella no podemos deducir los fenómenos como sus efectos, pues precisamente está la constitución a priori de las categorías, no hay ninguna idea de cómo opera la cosa en sí.

Se trata de un real que tiene efectos y al cual se accede por la razón,es racional de cabo a rabo. Si quisiera simplificar podría repartir, a Hegel y Schopenhauer como a Heráclito y Demócrito, Schopenhauer el pesimista, porque eso no puede terminar bien y Hegel que continuamente opera la racionalidad de lo real, hasta el fin de los fines, al final de toda artimaña, tiene la idea de una gran reconciliación en el Saber absoluto, Schopenhauer representando a una especie de Zazie que dice: saber absoluto, moncul! I Nietzsche lo retoma.

Hay dos grandes familias de mentes desde entonces en la filosofía, los pesimistas y los optimistas. Simplifico para dejaros un recuerdo de la dominación exclusiva de Hegel sobre las mentes a partir de Lacan, intento hinchar un poco la figura de Schopenhauer que no tiene el mismo lugar y la refuerzo con el apoyo de aquel que se presentó como discípulo, a saber, Nietzsche, de donde procede toda la red antihegeliana del pensamiento que hubo en Francia en el siglo XX, con George Bataille, Blanchot y otros…Deleuze.

Lacan vio la acogida que encuentra Reale y Wirkiliche(efectivo, actual, activo: Wirken;
Wirkung: efecto) en el texto de Freud, resalta que a partir del momento en que se capta lo real como Wirkliche, se determina una jerarquía de lo que existe, en lo que es. Hay una ontología base, hay las entidades aparentes, contingentes, transitorias, sub-desarrolladas desde el punto de vista de la razón, que dependen de otras entidades, entidades parásito de alguna manera o simplemente posibles, que pueden existir o no existir; además hay lo que es, en un sentido fuerte, que de alguna manera absorbe las condiciones de existencia, es decir se presenta como necesario y ha desarrollado su necesidad hasta una forma superior del ser.

Hegel en nombre de la wirklich, distinguía, en lo que es, lo que no es más que aparente, lo que no ha desarrollado la necesidad de su existencia y las formas plenas del ser, y en la cumbre, un Dios que opera a través de artimañas de la razón, un absoluto substancial en el sentido del Dios de Spinoza, una reedición del Dios de Spinoza.

Esto es lo que está en juego en el estructuralismo de Lacan, por la vía hegeliana llego a pensar la estructura como lo real. Encuentra en la estructura una respuesta a la cuestión de lo real, operativa en el psicoanálisis, para pasar del parloteo a lo real y le condujo a plantear que lo que es real y lo que es causa en el campo freudiano, es la estructura del lenguaje. Escribiendo en mis tiempos mozos un artículo tras una primera lectura de Lacan, Acción de la estructura capte eso, en el sentido de Lacan, la estructura es lo real.

Lacan, rescata lo real, simbólico e imaginario, del texto de Lévi-Strauss, La eficacia simbólica: la acción de la estructura, e hizo una conferencia que precede a la escisión de 1953 y a su primer seminario público, reeditada en el opúsculo que título Des Noms-du-Pére, pues Lacan dijo más tarde que Real, Simbólico, Imaginario eran, los Nombres del Padre, Nombres del padre. Esta tripartición es pues adquirida y validada por el uso que hacemos y la clarificación que aporta a los fenómenos con lo que nos confrontamos en la experiencia analítica. Aunque Lacan en la última parte de su enseñanza se aplicara a ponerlas en el mismo plano, como redondeles de cuerda, al principio no tenía nada. Hay una tripartición y una jerarquía ontológica entre los tres términos:

Lo Real en el sentido de Reale: permite excluir lo real, en el sentido de dado, de lo que es natural, excluye al mismo tiempo lo que habría de sustancial en el cuerpo. No aparece en el campo freudiano más que l’etourdit (atolondradicho, lo ensordecedor), les tours du dits (giros de palabras), el resto no se toma en cuenta. (ah, usted me dijo esto de su padre, bien vayamos a interrogar a su padre para conocer su punto de vista, de la terapia, una terapia para negociación, dónde se camela. La exclusión de lo real es decir: todo esto es muy legítimo, pero no forma parte del campo freudiano, dónde nos fiamos de lo que usted dice, de sus mentiras, se considera que las mentiras que dice son más preciadas que toda verificación que los analizantes puedan emprender. La exclusión de lo real traduce algo de lo concreto, que para nosotros es tan evidente que justamente hay necesidad de conceptualizar.

Lo simbólico digamos, es uno de los nombres de lo real: Wirkliche, es lo real como causa. Lacan, ha señalado, ha mostrado, en qué, lo simbólico era real, era lo más real que había en psicoanálisis y en la constitución del sujeto.

En cuanto al imaginario, de donde parte antes de comenzar su enseñanza, hasta que comienza el nivel simbólico, se vincula a mostrar que es,a pesar de todo, un al menos ser. Lo imaginario es del orden de la representación, de la Bild, y que incluso cuando las imágenes parecen dominar, gobernar, no tienen potencia sobre el sujeto más que en su lugar simbólico. Como dije al principio de este Curso, la operación de Lacan fue mostrar como todos los términos utilizados por los analistas en el registro imaginario no encontraban su verdadero lugar más que al ser retranscritos en términos simbólicos.

Tenemos pues del lado del ser: imaginario y simbólico, y en al principio deja a lo real fuera. Fuera del ser, después lo ubicará en la existencia. (mío)

Elección hegeliana de Lacan, le permite de hecho inscribir el psicoanálisis en el registro de la ciencia, pudiendo decir, que lo real de lo que se trata en el psicoanálisis, es un real estructurado: el inconsciente está estructurado como un lenguaje, repetido como una fórmula levitatoria. Pero esto no tiene sentido sino a condición de saber que el inconsciente es real!Lacan lo guardo para sí, lo lanzó escrito en su muy último texto, que hace tiempo comente Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI, el último de los Autresécrits, dónde en dice: “le inconscients’ilest ce que …soitréel”. (JAM aquí da un salto a tener en cuenta).

La elección hegeliana de Lacan hace que su estructuralismo sea dialéctico, mientras que los estructuralistas comunes, eran naturalmente antidialécticos y antihegelianos, más bien positivistas, lo que llevo LéviStrausmuy lejos, a naturalizar la estructura. Así los soñadores autoproclamados neocientíficos pueden acercarse a eso. Pero para Lacan, el Todo lo que es real es racional se traduce en la proposición: hay saber en lo real, postulado científico desde Galileo de que la naturaleza está escrita en signos matemáticos.

En este sentido el inconsciente para Lacan, es una estructura, es decir un saber en lo real, y del que se trata saber cuál, pues hay saber, y por eso pudo pensar que el psicoanálisis, se uniría a la ciencia, apelando la topología para exhibir lo real de la estructura. Atrapé esto del Seminario Problemas Cruciales: “La topología que os construyo es algo a entender como lo real. Siendo lo real, dónde lo imposible es una de las dimensiones y quizás la dimensión propia y esencial”. (El inconsciente del que habla aquí es el inconsciente real?, creo que sí, y este presenta un saber en lo real)

La topología para Lacan, no es representación, representa lo que son las fórmulas matemáticas, las relaciones matemáticas, un saber, que para Lacan corresponde a lo que exige la estructura del lenguaje.

La promoción por Lacan de la categoría de lo real, que no hace más que aumentar en poder, en el curso de su enseñanza, llega como una sorpresa para sus alumnos, que durante un tiempo no sabían que hacer, pues había empezado por la exclusión de lo real, además en francés no se diferencia entre Real y Wirkliche y no captaron que la estructura fue para Lacan uno de los nombres de lo real. Función y campo de la palabra y el lenguaje – primer escrito de Lacan, el que lanza su enseñanza – celebra el poder de la estructura y esencialmente su poder combinatorio. Y Lacan hace, es su versión del razonamiento hegeliano, del poder combinatorio el resorte del inconsciente, es decir el soporte de la causalidad misma de la que se trata en el inconsciente. Es esencial ligar estructura y combinatoria, y no cesa cuando presenta las estructuras de demostrar las combinaciones, las permutaciones:

Presenta la privación, frustración, castración, con las categorías del agente, el objeto y la
falta, con lo que hace un cuadro, en el que permuta perfectamente los términos. Años más tarde, los cuatro discursos, cuatro elementos sobre cuatro lugares. Es esencial para Lacan acentuar el carácter combinatorio de la estructura, su potencial de desplazamiento, realiza así la unión entre estructura y dialéctica. Es el único que lo hace, ya que los estructuralistas fueron antidialécticos.

El ser estructuralista dialéctico, le permite decir que el inconsciente es historia, ver la historia como el desplazamiento de una combinatoria. Pone del lado simbólico: la estructura, la combinatoria, la dialéctica, la historia, dejando en lo imaginario, la fijación, la inercia, que en su optimismo inicial Lacan veía como sombras guiadas cuando el simbólico gira, rasgo más manifiesto de la primera enseñanza de Lacan, su triunfalismo optimista que contrasta con el atroz pesimismo en su última enseñanza. Hay una inversión completa, es lo contrario, pues parte con las trompetas de triunfo del simbólico sobre lo imaginario.

Desde ese punto de vista, Lacan clasifica el goce del lado imaginario, no entra en lo real, es un efecto imaginario y no retenido en el cuerpo, (Estadio del espejo), más que su forma, el goce de la forma imaginaria del cuerpo, de la imagen del cuerpo. Y así en su escrito sobre Schreber, en sus esquemas, el goce está calificado de imaginario, y destinado a obedecer a pies juntillas, al próximo desplazamiento del simbólico.

Hay como una promesa expresada por Lacan, de reabsorción de lo imaginario, y diría una dominación de la verdad sobre lo real, la idea de que en psicoanálisis la verdad es lo real.

El drama de la enseñanza de Lacan, también del practicante, es la desconexión de la verdad y lo real, en lo que se aísla de Real que escapa al poder del Wirkliche. Es siempre lo que vuelve al mismo lugar, primera definición de Lacan de lo real, que descalificando dirá como los astros, algo estúpido, opuesto al poder dialéctico, no cambia de lugar. En lo dialéctico se cambia; el ser se convierte en no ser. Hay en la enseñanza de Lacan, la reapariencia de que el cuerpo tiene un estatuto que no se agota en lo imaginario, no se agota por la forma, no se agota por la visión del cuerpo.

Y el lugar dónde esto se trama, se juega la apuesta de la pregunta de Schelling: ¿qué es al fin, lo que es real?, es primeramente en el psicoanálisis el fantasma, desemboca hacia la idea de la travesía del fantasma, para enseguida desmentir esta conclusión. El pase fue para él, un momento de concluir sobre el fin de análisis. Y de la misma manera que en su seminario continuo hablando, tras lo que anunció como el momento de concluir, en su elaboración también se encontró forzado a ir más allá del fantasma y de su travesía.

Desenredando el clivaje sobre la verdad y lo real, es, la simetría inversa del triunfalismo del optimismo de su partida.

Así diría que si teníamos a Hegel que ríe, y Schopenhauer que llora, en el seminario de Lacan tenemos un Lacan que ríe y Lacan que llora: él solo asegura todos los personajes del repertorio.


Resumen realizado por Teresa Ferrer


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