Periodo de 1.951-1.980 más
30 años más para establecer el Seminario.
Posición de Lacan. La de un
enseñador. Nunca dijo mi teoría, ni mi obra, dijo: mi enseñanza. Un autor tiene
lectores y escribe para todos, un enseñador tiene alumnos y escribe para
algunos, en el caso de Lacan, psicoanalistas que se acercaban con su cuerpo a
oírle.
El Seminario no llega a ser
una obra y Lacan es autor por el oficio, mediación de otro que asume por él
esta transformación, se hace agente. ¿Cuál es esta transformación? Pasa de lo
que era audible, a legible, y universalizar el discurso.
Seminarios. 25 libros. Empieza
en 1.951-1.980, pero dos años antes: “el hombre de los lobos”; “el hombre de
las ratas”.
El Seminario 25: Momento de
concluir. En el libro hay 3 Seminarios: TOPOLOGÍA DE LOS NUDOS: La topología y
el tiempo; Objeto y representación (muchos problemas con la transcripción). LA
DISOLUCIÓN DE L’ECOLE (lecciones escritas por adelantado).
El Seminario 26. El último
seminario, la disolución y conlleva el anexo de los seminarios sobre casos
clínicos. A los extremos del Seminario.
Los Escritos, Lacan también
fue autor: los Escritos y después de
diez años los Otros escritos. Comenzó
antes de hacer el Seminario, pero una vez empezado, sus Escritos son de depósito, cristalizaciones del Seminario, caídas, rechazos
del Seminario, testimonios del momento en que especialmente había sentido en su
Seminario resistencias a seguirlo, y también ocasiones en que le han suscitado
el movimiento de abrochar por escrito una articulación. Y muy a menudo bajo el
peso de una demanda. Los escritos tienen una dirección, uno por uno. Están
dirigidos a quienes le pidan que escriba, petición de entregar un informe para
un congreso, de participar en una enciclopedia, un coloquio, pasar por la radio
o la televisión, petición de hacer un prefacio.
La redacción de sus escritos
está, sin excepción, marcada por la contingencia, la seguidilla del Seminario
obedece a una necesidad interna. En relación a esta extraordinaria continuidad
del Seminario, treinta años, se han de
situar los Escritos, escandiendo un momento, cristalizando una articulación,
que precisa lo que había figurado como aproximación. A partir de ahora, se
leerá a Lacan en una dialéctica entre los Escritos
y el Seminario. Había ya bastante
Seminarios, trece si no me equivoco, pero el conjunto completo, producirá efecto
d’après-coup, dentro de poco para
todos.
Lacan se hizo su sitio en la
función de la escritura, especialmente en su Seminario de la identificación, el Seminario 9, y en los términos más precisos, evocando una primacía
de la escritura antes de que este tema no estuviera en boga en el pensamiento
filosófico – es por lo escrito que fija su doctrina, el uso propio de sus
términos. (¿?).
En los Escritos, Lacan separa
el grano de la paja, selecciona de su Seminario lo que merece ser aislado,
preservado. En el Seminario, Lacan haca un montón de tentativas, avanza en
montón de direcciones, a veces se aventura, con medida, en ciertas fantasías,
prosigue hasta un final con algunas analogías. En sus Escritos, hace la
partición entre lo que merece ser preservado bajo esta forma y lo que puede
permanecer en su armario.
Dicho esto, lo que Lacan
hizo de escrito se quita, se aleja del fondo del Seminario. El
Seminario, es propiamente hablando el lugar de la invenciónde un saber. Lacan escribió a Althusser en noviembre del 63, hablando de su Seminario en estos términos: “El Seminario, en el que intento desde hace diez años [desde los Escritos técnicos de Freud, el primer Seminario público que tuvo en un anfiteatro de Saint-Anne, siendo su protector el doctor Jean Delay] trazar la líneas de una dialéctica cuya invención son para mí una tarea maravillosa”. Maravillosa, nos da una idea aproximada de la alegría de dar este Seminario, el goce, por decir la palabra, y estos Seminarios de más de medio siglo, que aparecerán hoy, tienen que ser recibidos en el presente, indicando las líneas del futuro.
Seminario, es propiamente hablando el lugar de la invenciónde un saber. Lacan escribió a Althusser en noviembre del 63, hablando de su Seminario en estos términos: “El Seminario, en el que intento desde hace diez años [desde los Escritos técnicos de Freud, el primer Seminario público que tuvo en un anfiteatro de Saint-Anne, siendo su protector el doctor Jean Delay] trazar la líneas de una dialéctica cuya invención son para mí una tarea maravillosa”. Maravillosa, nos da una idea aproximada de la alegría de dar este Seminario, el goce, por decir la palabra, y estos Seminarios de más de medio siglo, que aparecerán hoy, tienen que ser recibidos en el presente, indicando las líneas del futuro.
Para mí, la tarea en lo que
concierne al Seminario de Lacan, ha sido también maravillosa. Lo echaré de
menos, por decirlo todo. Diré como he vivido esta esta tarea.
Leer el Seminario, es
asistir a la invención de un saber en su nacimiento, con una dirección al otro,
a los psicoanalistas, cuestionando cuestiona recurrentemente su cualificación,
con un homenaje constante a ellos, a saber que este discurso se hace para ellos. Me he dado cuenta
especialmente en el último Seminario al que he estado pegado, que había
reservado para los postres, dadas las dificultades que presenta, el de la identificación, dónde me atrajo el
número de veces que Lacan dice: para
vosotros. – he aquí lo que he
construido para vosotros – y he aquí
para vosotros, y para vosotros, para vosotros…, tuve que quitar algunos del
texto porque el para vosotros comenzaba
a cegar. Pero: para vosotros. Hay
pues, un homenaje constante, el Seminario es él mismo un homenaje a los
psicoanalistas.
Pero los trata mal! ¿Están a
la altura? han recurrido, a coartadas, olvidan las cosas esenciales y hay que
repetírselas, hay que insistir pero son los testimonios de la invención, pueden
testimoniar de la adecuación de las frases de Lacan a lo que sucede en la
experiencia y de lo que ahí se revela de los hechos de transferencia, de una
verdad intima, incluidas sus variaciones.
Mi trabajo de intérprete, lo
califique de establecer, con cierto humor, pues el original no existía, desde
el principio no hay manuscrito, hay la taquigrafía de un discurso auténticamente
oral, que guarda el rastro, la huella de lo que diferencia el curso oral de la
expresión: Se empieza a decir algo, hasta que aparece una forma mejor de
decirlo. Sobre la taquigrafía, solo está la frase, mientras que esta frase
interiormente se rompe por la divagación de la intención y si se reproduce tal
cual, es un galimatías, no se puede seguir, mientras que en la audición puede
pasar desapercibido debido a la inatención general, por lo gestual o la
entonación. Sucede que el discurso oral se precipita a una conclusión que
arrolla al orador mismo, saltando las etapas.
No se trata, en mi trabajo,
de sustituir simplemente lo que Lacan dice, eso es mecanografiar la
taquigrafía, a lo que se consagran un gran número de personas. Se trata de
reencontrar lo que Lacan quería decir! Y que no ha dicho. O que dijo de manera
imperfecta, oscura.
Es un ejercicio arriesgado
el evaluar lo que ha querido decir y que no ha dicho, porque el significante
resiste!a la intención de decirde la manera más cercana de lo que dijo, sustrayéndose
a la dictadura de lo que queda en la taquigrafía. Es especialmente válido
cuando se trata, como en el Seminario de La
identificación, de múltiples figuras topológicas de las que Lacan aprendía
al mismo tiempo que las enseñaba, que las dibujaba, claramente una parte de lo
que decía era mientras dibujaba. Si no se coge como regla lo que ha querido
decir, no se comprende nada.
Dicho de otra forma, lo que
he hecho es: traducir a Lacan. Es una traducción.
Lacan se expresaba en una
lengua que hablaba uno solo y se esforzaba por enseñar a los demás. Se trata de
comprender esta lengua, y puedo decir, tras estos años, que no la comprendí
hasta después de haberla traducido. Antes sin duda, al ojear numerosas veces
sus Seminarios, sentía de qué se trataba, lo suficiente como para extraer los
teoremas que podían inspirarme en este Curso. Pero, solo al final de haberlo
establecido, escrito en el movimiento de hacerlo definitivo que aparecen para mí,
las alineaciones, la trama tan tupida de la invención de Lacan.
Y traducir algo es: hacer aparecer la arquitectura. Evocando
la doctrina de la arquitectura de Lacan en su Seminario de La identificación, donde trata de arrancar la arquitectura al
volumen, para acercarla a la superficie de lo que Lacan hace, la topología:
“Antes de ser volumen, la arquitecturas moviliza, arranca la superficie
alrededor de un vacío”.
Así es lo arquitectónico
lacaniano: organizado como las superficies alrededor de un vacío. El emblema
del Seminario, camino de la invención de un saber, podría ser el toro, que se
representa por la imagen de una cámara de aire, de un anillo, de un cilindro
doblado del que las dos puntas se juntan, primer objeto que Lacan pone en
escena en su seminario La identificación,
y al que alude ya en su Función y campo
de la palabra y del lenguaje.
Del toro extrae, dos
dimensiones, dos formas de existencia del agujero, el agujero interno, presente
en el cilindro, alrededor del cual se enrolla una superficie, y el segundo, el agujero
central del toro, aquel por que comunica con el espacio cercano. Lo que hace
que sea un objeto taladrado, el agujero abre el toro verticalmente, y además
está el agujero captado en el cilindro.
Lacan propone un uso
metafórico de la relación de la demanda y el deseo. Traza alrededor del cuerpo
cilíndrico del toro, círculos en espiral, que giran alrededor de la cámara de
aire, que representarían la repetición, la insistencia de la demanda, la
demanda que se reiteray alrededor del agujero interno, los agujeros múltiples
de la demanda que terminan por rizarse al final del circuito. El agujero
central se encuentra invisiblemente rodeado y lo identificacon el objeto de
deseo, cada una de las vueltas de la demanda no envuelve este objeto sino
el cuerpo completo, las vueltas de la demanda dibujan el agujero central.
Me represento el Seminario
de Lacan hoy en día desde este modelo. Los seminarios que prosiguen se enrollan
como las vueltas de la demanda, se reiteran año tras y al mismo tiempo rodean,
forman el entorno de un vacío central, a cuya dirección el Seminario progresa,
vacío resorte de su reiteración, un work
in progress, al que habría que poner nombre.
¿Cómo procede Lacan en su
Seminario? Es bastante distinto de los Escritos. Procede esencialmente por
argumentación que es una deducción, y de retórica de abogado, pues si no es logicien, al menos es logique, procede según el paso de
demostración. Los Seminarios del primer periodo, del Seminario 3 al Seminario
6, procede según una dialéctica de inspiración hegeliana, a continuación será
distinto, pues cuando se trata de topología, no hay demostración que restituya,
Lacan, a veces se precipita, intenta decir en una sola frase lo que pide
recortarse en muchas operaciones y desplegar los tiempos, no se entiende nada. En
sus últimos Seminarios intentó mostrar una gran pertenencia entre la topología
y el tiempo. Hay cambios según el orden en que se hacen las operaciones.
En la argumentación de
abogado, pleitea la causa de lo que quiere demostrar, aporta argumentos en
apoyo. Una de las primeras referencias que señala, en la época de Función y campo de la palabra, es el Tratado de la argumentación del profesor
Perelman, una argumentación de retórico. Fija una dirección y entonces acumula
las pruebas en apoyo intentando anular las objeciones.
Por esto mi traducción de
Lacan se orienta en la argumentación, a partir de la idea que está bien
deducido, que hay una argumentación impecable, leo los residuos de la
taquigrafía y reconstituyo la cadena de deducciones y si eslabón ha saltado lo
coloco en su sitio. No lo hacía antes, dejaba al lector desenredarse, y el
desenredo, lo hacía a veces en mi Curso. Ahora, desenredo antes el texto que en
el pasado, intento proporcionar en los ocho Seminarios, un texto tan poco
equivoco como sea posible, lo restituyo, para que se vea más claramente cuáles
son los antecedentes relativos, pensando que si yo no lo hacía, nadie lo haría.
Pero por muy enderezada,
completada que sea la argumentación de Lacan, hay que poner de nuestra parte.
Al igual que pensaba Fiche y escribió en su segunda introducción a la Wissenschaftlehre, La doctrina de la ciencia: “Decimos que se debe contar con la
actividad autónoma del otro y darle, no tal pensamiento determinado sino
solamente las indicaciones para pensarlo por sí mismo”, Lacan en sus escritos
pero también en el Seminario, da las indicaciones para que se piense por sí
mismo, como explica en la apertura de los Escritos, página 10: “Queremos, en el
camino donde los escritos son piedras […] llevar al lector a una consecuencia
donde tenga que poner de su parte”. Es la misma idea, que encontré en
Schelling, en uno de sus tratados sobre la explicación del idealismo de la
doctrina de la ciencia:
“Solo un hombre que ha
aprendido, por una experiencia múltiple, a discernir la apariencia y la
efectividad, la inanidad y la realidad de los conocimientos humanos, solo tal
hombre, fatigado por repetidas búsquedas en vano que él mismo se ha propuesto
en la ignorancia de la que el espíritu humano es capaz, solo tal hombre
esclarecerá en él, con completo interés, con clara consciencia del sentido de
lo que pide, la pregunta “Qué es lo que al fin es real en nuestras
representaciones?”
Definición de lo que es
Real, no de lo Real!
Lo que es real, en alemán, das Reale. Esta cuestión, es lo más
natural que tiene el psicoanalista. ¿Qué es lo real? No respecto a la
representación, sino en la dimensión de las palabras, en todo lo que acarrea un
análisis, relatos, anécdotas, de déplorations, reproches, aproximaciones,
peticiones, mentiras – semi-verdades –, arrepentimientos, suspiros, palabras
¿Qué es al fin das Reale? La gran respuesta de la
enseñanza de Lacan a pregunta de
Schelling, que orienta la maravillosa tarea de esta invención de la dialéctica de la que Lacan habla y que está depositada en los giros espirales del Seminario: lo real es lo simbólico.
Schelling, que orienta la maravillosa tarea de esta invención de la dialéctica de la que Lacan habla y que está depositada en los giros espirales del Seminario: lo real es lo simbólico.
Es lo simbólico, lo que
llamaba real en estas fechas estaba excluido del análisis, el nudo simbólico, a
veces encarnado por una frase, en su
oposición lo que se trataba de atravesar como una pantalla, el imaginario. A
nivel del Seminario, en los seis primeros, de Los escritos técnicos de Freud a Deseo y su interpretación, es: lo simbólico es lo real en el
imaginario; lo simbólico es lo que hay de real en el imaginario. Hace falta la
ruptura del Seminario 7, La ética del
psicoanálisis, para que lo real reencuentre su distancia del simbólico y de
lo imaginario, replantee a lo simbólico y lo imaginario el estatuto de
semblant, y reaparezca indexado por la palabra alemana, que es lo que me hacía
referirme a Fichte y Schelling entre Kant y Hegel, indexado por la palabra das Ding, la cosa. Referencia que para
Lacan indicaba la pulsión.
Bien, es lo que este año, al
hilo del Seminario de Lacan será nuestra cuestión ¿Qué es lo que al fin es
real?
Para Freud, lo que al final
es real, es la biología. Al final de los finales.
Lo real para Lacan, al fin
de los fines, es la topología, ninguna materia, pura relación de espacio, que
se debe con respecto al nuestro marcar de negación, un n’espace, con n apostrofe
que indica que se trata de nada perceptible. En La identificación Lacan utiliza todavía las figuras como metáforas,
pero si más allá de su Momento de
concluir, siguió acosando a la topología es porque vio, situó en su
no-sentido, lo real.
Eso
lo expresa con la constante utilización de comillas, condicionales: si puedo
decir… coge todo con pinzas, tomando significantes con los cuales intenta
torpemente captar lo que hay de real. Es una manera de hablar, y de borrar de
qué se trata. Es una postura proposicional de Lacan que decía de estudiante: “esto
no es todo”. Pero cuando se tiene esta disciplina, a veces es todo. Para encontrar la palabra justa, hay que deformarla, tiene
que llegar a pasar el muro del significante y del significado, pues no se pasa
el muro de los significantes y del significado sin deformarlo un poco, y a
veces es todo.
Cuando
digo, en nombre de Lacan: la topología es lo real, lo digo sin comillas, en el sentido
en que para Lacan, eso era todo.
Seminarios: 25. Empieza en
1.951-1.980, pero dos años antes: “el hombre de los lobos”; “el hombre de las
ratas”.
El Seminario 25: Momento de
concluir. En el libro hay 3 Seminarios: TOPOLOGÍA DE LOS NUDOS: La topología y
el tiempo; Objeto y representación (muchos problemas con la transcripción). LA
DISOLUCIÓN DE L’ECOLE (lecciones escritas por adelantado).
El Seminario 26. El último
seminario, la disolución y conlleva el anexo de los seminarios sobre casos clínicos.
A los extremos del Seminario.
Resumen realizado por Teresa Ferrer




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